El perro labrador tiene un pelaje hermoso, abundante y de doble capa, que requiere de cierto mantenimiento para conservar el brillo y la vitalidad. Dependiendo del largo particular de cada animal, y también de sus actividades regulares, este manto puede enredarse, acumular suciedad y, con ello, dejar al animal expuesto a un mayor riesgo de enfermedades de la piel, sin mencionar molestias, picazón, y también plagas como pulgas y garrapatas.

Un mantenimiento adecuado para el pelaje del perro labrador incluirá baños (con la regularidad que determine el médico veterinario, en consideración a las actividades y características del animal y también al clima de la zona de residencia), y un cepillado habitual que retire suciedades, pelos muertos, y ayude a restaurar el brillo que le da una bella apariencia al animal.

El baño del perro labrador

El pelaje del perro labrador es doble. El interno es suave y más delicado, que da calor y protección a la piel del animal, y el externo que es más denso y cumple una función de protección externa, impidiendo que penetre la humedad regular del clima, protegiendo así la piel del desarrollo de hongos pero, a la vez, propiciando que la suciedad que logre ingresar quede allí apresada.

Para bañar al perro labrador debes, primero, asegurarte de mojar su cuerpo por completo, con suficiente agua a temperatura controlada (no debe estar caliente, pero tampoco demasiado fría), repasando con la mano y guantes de baño a contrapelo para humedecer muy bien sus dos capas de pelo. Esto ayudará, a su vez, a que el champú o el jabón usado logren limpiar de manera efectiva todo su cuerpo.

Usa champús específicamente formulados para perros y, si lo consigues en tu ciudad, también diseñados para perros con pelaje doble. También puedes usar jabón blanco neutro en presentación líquida. Aplica una pequeña cantidad de champú o jabón y rasca con los dedos, haciéndole una caricia al animal y asegurándote una buena limpieza. Ya que el pelaje está mojado y que usas un producto líquido, no habrá problemas de hacer que penetre hasta su piel.

Enjuaga con abundante agua, repasando con la maño o con un cepillo de baño, y repite el enjuague tantas veces como lo consideres necesario para no dejar residuos en su pelo o piel. Seca con toallas y, si el clima está frío, también con secadora de cabello, para que el animal no tome frío ni retenga humedad.

Mantenimiento regular, y básico

Dos a cuatro veces por semana asegúrate de cepillar el pelaje de tu perro labrador, para retirar suciedad superficial y también pelos muertos. Puedes usar cepillos caninos simples, o trimadores que repasan el manto, en dirección del pelo y a contrapelo, y que logran retirar suciedades profundas sin jalar ni cortar su pelaje.

Luego de la limpieza, el baño o el cepillado, puedes rociar el pelaje del perro labrador (bien seco) con brillo siliconado, un producto de uso animal que protege el pelaje y le otorga un brillo sensacional. Con estos simples pasos, el pelaje de tu perro labrador estará limpio, sedoso y brillante, y –más importante aún- bien protegido contra plagas y enfermedades.

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