El Labrador es, originariamente, un gran perro de caza. Pero también es un animal juguetón, inquieto, al que le gusta hacer ejercicios y jugar constantemente. No es poco habitual ver cachorros y adultos de Labrador corriendo por los parques, asomando la lengua y en total contento. Pero si ven agua, su mundo se hace de otro color. Es que el Labrador no sólo es un excelente nadador, sino que goza mucho con esta entretenida actividad.
Un poco de historia
Si hacemos un poco de historia del perro labrador, si bien este can es originario de Terranova (Canadá) y fuera en sus inicios un perro pensado para la cacería de animales terrestres, lo cierto es que en poco tiempo los mismos pobladores de su territorio originario notaron la gran capacidad para el nado que tiene la raza labrador retriever. Este hecho sumado a su astucia y a su instinto de caza, hizo que comenzara a usarse al perro Labrador como perro pescador desde el siglo XIX, incluso adquiriendo el nombre vulgar de “perro de agua” por aquellos tiempos. Su tarea principal era el “cobro” de las piezas, vale decir, lo que hoy haríamos con una red (de allí su clasificación como “Retriever”, que en inglés literalmente significa “cobrador”).
Su trabajo, siempre efectivo, era ideal para los pescadores de la zona. El Labrador es un animal de gran tamaño, pero también de extremo cuidado en cuanto al uso de su fuerza. Esto le permitía capturar a las presas (aves o peces, a veces también sus huevos) en su boca, y trasladarla a su dueño completamente intacta, incluso viva.
Nadando
Nadar es un ejercicio genial para tu Labrador. Cuando se sumerge al agua pone en movimiento todo su cuerpo, fortaleciendo así sus articulaciones, sus músculos, mejorando la postura, sumando fuerza a su pecho y también a sus patas. Es capaz de usar su cola, similar a la de una nutria, como una suerte de timón, orientando todo su cuerpo desde la ubicación de su cola y derivando toda su fuerza y su atención al nado.
Las orejas larga evitan que entre agua en sus oídos, evitando así cualquier percance. Como medida preventiva después de nadar asegúrate de que tu perro se sacuda completamente. También puedes secar sus orejas y entre los dedos de sus patas con papel, sólo como precaución, porque no es necesario…
El agua
Cuando un Labrador ve agua, irá a sumergirse en ella. Esto es gracioso y muy saludable, pero debes tener precaución si tienes piscinas, lagos o cauces de agua en tu casa, pues puede haber corrientes pronunciadas o la temperatura del agua puede ser más fría de la recomendada.
Si, en medio del invierno, tu Labrador decidió ir a nadar un poco, espéralo en la orilla con una toalla seca, y llévalo –luego de frotar su pelaje- a un sitio más cálido. Si fuera necesario puedes terminar de secar su cabello con un secador eléctrico, sin usar aire caliente a demasiada temperatura. De esta manera evitarás enfermedades y también suciedades de barro y humedad dentro de tu casa!