Cuando hay niños en el hogar bien sabemos que no podemos tener cualquier raza de perro. Pero el labrador es un complemento genial para nuestra familia: es una mascota increíble que acompañará a tus hijos, a tus sobrinos y a cualquier niño que visite tu hogar, dándole el cariño que sólo un Retriever sabe dar.

El Labrador y los más pequeños

El Labrador es un animal que tiene la mejor convivencia con los niños. Es cuidadoso, los protege, y los acompaña en interminables horas de juego. Y no sólo el animal es bueno hacia los niños, sino también a la inversa: por su ternura y su docilidad, los niños demuestran incomparable amor y cuidado hacia el Labrador. Si los analizas a la hora de jugar y de compartir verás que se entienden a la perfección, a menudo demostrando una comunicación mucho más clara que con los adultos.

Los celos

Es muy poco habitual que el Labrador demuestre celos por los niños, cosa que sí hace hacia los adultos. Si tienes a tu mascota en casa y recién recibes a un bebé, el único cuidado que debes tener es respecto de la higiene (el animal intentará besa y olfatear al bebé), pero no temas por la seguridad del niño: el Labrador es muy suave y cuidadoso con los pequeños, cuando menores sean, más precaución tendrá.

Por el otro lado, si tienes a tus hijos en casa y recibes a un Labrador sí puede haber celos por parte de los niños, quienes competirán un poco por la atención y a veces hasta pueden mostrarse enojados o tener conductas agresivas hacia el animal. Asegúrate de hacerlos compartir cariños y juegos en privacidad, ellos solos, para lograr ese contacto genial que los acompañará de por vida.

El trato cuidadoso

El Labrador es un animal de gran tamaño a ojos de un niño. Por ello no es poco frecuente que los pequeños de 2 o 3 años intenten subirse en su lomo, tirar de sus orejas o jalar la cola del animal. Aunque el perro rara vez responde con una conducta agresiva (salvo un dolor intenso, claro), sí debes educarlos a ambos a compartir con cuidado. Si tienes a tu mascota desde hace tiempo y acostumbras a jugar de una manera muy enérgica, enséñale a tu animal a jugar con más cuidado con los niños pequeños, pues a veces no reconocen esta diferencia. Supervisa las sesiones de juego hasta tanto no tengas plena confianza en la seguridad de ambos.

La obediencia y el trato

El Labrador es un animal muy obediente, es inteligente en su aprendizaje, y es muy astuto a la hora de conseguir lo que busca. Cuando forme una relación especial con tus hijos, es probable que ambos la usen como herramienta. El animal correrá a esconderse en la habitación de tu pequeño cuando haga lío, y el niño buscará la protección del perro cuando lo regañes por algún error. Esta solidaridad entre ambos es precisamente lo que buscas en una mascota, pero puede hacerte complicada la educación de ambos. Disfruta de ella, pero recuerda mantener las reglas claras en el hogar, en especial en lo que respecta a la alimentación, la cucha de dormir y el tiempo de juegos.

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